La tensión dramática de una historia debe ir en aumento, ir creciendo poco a poco hasta llegar al climax de la historia. Esto es lo que se llama Ley de Progresión Continua. Pongamos un ejemplo: Si la historia que estas escribiendo trata sobre el ascenso de un boxeador como profesional, sus peleas deben ser primero con los boxeadores menos fuertes, y progresivamente el nivel de dificultad de las peleas debe subir hasta llegar a la gran pelea, esa en que se enfrenta con el contendor más fuerte. Si al inicio de la historia se enfrenta con su contrincante más fuerte, entonces las peleas con los menos fuertes ya no interesan.
Las emociones más fuertes de las historias deben guardarse para el momento indicado, para el climax, y no ponerse al principio o en un lugar cualquiera. El escritor debe pensar siempre en la mejor ubicación de los acontecimientos de su historia, tener en cuenta que al hacer uso de la Ley de Progresión Continua crea un ambiente adecuado para que el lector mantenga su interés y emoción por la historia.
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